Como resultado de varias investigaciones desarrolladas en materia de seguridad, Bogotá no es considerada como esa ciudad violenta que algunos señalan, toda vez que al ubicarla en el contexto americano, ciudades como San Salvador (95.4%), Caracas (76%), Sao Paulo (49.5%), Ciudad de Guatemala (101.5%), Río de Janeiro (63%) y Washington (73%) muestran tasas de homicidios por cada 100.000 habitantes superiores a las de Bogotá, que ascendió a 39.5%.
Sin embargo el desmedido crecimiento de Bogotá, la inexistencia de una política a largo plazo, que se refleja en una fuerte reducción en la inversión privada y pública en torno a la generación de empleo, ha llevado a un mercado laboral que se debate entre la informalidad, el rebusque la desocupación, aspectos que son en sí mismos generadores de algunos factores que la hacen insegura.
De otro lado, Bogotá es la ciudad a la cual emigra el mayor número de desplazados por la violencia y por la crisis nacional del sector agropecuario, provenientes de diferentes regiones del país, cifra que en el 2000 ascendió a 3.074 familias, generando efectos inmediatos como: aumento en la demanda en servicios públicos, en educación, en salud, en vivienda y empleo; aspectos sobre los cuales la administración distrital no ha podido responder en igual proporción, produciéndose por lo tanto un déficit que ha desbordado la capacidad de la ciudad y constituyéndose en una de las principales causas de inseguridad en la misma, cuyas soluciones son más del resorte o responsabilidad de la nación, sobre las cuales no ha obtenido el apoyo requerido.
Lo anterior se ratifica en la conclusión presentada por el Departamento Nacional de Planeación en donde argumenta que en Bogotá "casi tres millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza y algo más de ochocientos mil en situación de indigencia".
Sin embargo el desmedido crecimiento de Bogotá, la inexistencia de una política a largo plazo, que se refleja en una fuerte reducción en la inversión privada y pública en torno a la generación de empleo, ha llevado a un mercado laboral que se debate entre la informalidad, el rebusque la desocupación, aspectos que son en sí mismos generadores de algunos factores que la hacen insegura.
De otro lado, Bogotá es la ciudad a la cual emigra el mayor número de desplazados por la violencia y por la crisis nacional del sector agropecuario, provenientes de diferentes regiones del país, cifra que en el 2000 ascendió a 3.074 familias, generando efectos inmediatos como: aumento en la demanda en servicios públicos, en educación, en salud, en vivienda y empleo; aspectos sobre los cuales la administración distrital no ha podido responder en igual proporción, produciéndose por lo tanto un déficit que ha desbordado la capacidad de la ciudad y constituyéndose en una de las principales causas de inseguridad en la misma, cuyas soluciones son más del resorte o responsabilidad de la nación, sobre las cuales no ha obtenido el apoyo requerido.
Lo anterior se ratifica en la conclusión presentada por el Departamento Nacional de Planeación en donde argumenta que en Bogotá "casi tres millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza y algo más de ochocientos mil en situación de indigencia".
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