jueves, 26 de julio de 2007

UN EQUILIBRIO PECULIAR



El secreto no pasa precisamente porque este país albergue la capital del amor.
"Francia tiene una larga tradición de política familiar", asegura el delegado interministerial para Asuntos de la Familia, Dominique de Legge. "Desde hace 15 años buscamos conciliar vida profesional y vida familiar", señala a BBC Mundo.

Para eso, el Estado ofrece diversos incentivos familiares, desde licencias maternales generosas -comparada con el promedio de los países occidentales desarrollados- hasta subsidios como los que recibe Rubli.

Hay guarderías a tiempo completo y parcial, subvencionadas por el Estado, para niños de pocos meses hasta tres años, aunque muchas madres se quejan de que conseguir una plaza en París es una misión casi imposible.

El Estado también devuelve una parte del dinero pagado a las niñeras contratadas a domicilio, siempre y cuando su trabajo esté declarado. A partir de los tres años, el jardín de infancia es gratuito y obligatorio.

En Francia, las mujeres tienen derecho a una licencia de maternidad con el pago de cuatro meses de sueldo o tres años de licencia sin sueldo, tras los cuales tienen garantizado su vuelta al trabajo, a su antiguo puesto o uno similar, si así lo desean.

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